y se los entregué a Baruc hijo de Nerías, hijo de Maseías. Hice esto en presencia de mi primo Hanamel, de los testigos que habían firmado la escritura de venta, y de todo el pueblo de Judá que estaba sentado allí en el patio de la guardia.
“Esto es lo que dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: Poned estas escrituras de venta, el original sellado y la copia abierta, en una vasija de barro para que se mantengan a salvo durante mucho tiempo.