En ese tiempo la gente no repetirá este proverbio: “Los padres comieron las uvas inmaduras, pero sus hijos obtuvieron el sabor agrio”.
Algunos dicen: ‘Dios guarda el castigo de la gente para sus hijos’. Pero yo digo: ‘Dios debería castigar a esas personas para que aprendan de ello’.
No. Cada persona morirá por sus propios pecados. Si alguien come uvas sin madurar, él mismo obtendrá el sabor agrio.
Nuestros antepasados pecaron y se han ido, pero nosotros estamos siendo castigados por sus pecados.
Los padres no deben ser ejecutados por sus hijos, y los hijos no deben ser ejecutados por sus padres. Cada persona debe ser ejecutada por su propio pecado.