“‘Ven, Señor, y entra en tu casa, junto con tu Arca de poder. Que tus sacerdotes lleven la salvación como un vestido; que tu pueblo fiel grite de alegría por tu bondad.
“El pueblo de Israel y los levitas llevarán las ofrendas de grano, vino nuevo y aceite de oliva a los almacenes donde se guardan los objetos del santuario, donde están los sacerdotes ministrantes, los porteros y los cantores. No olvidaremos el Templo de nuestro Dios”.
Felices los que tú eliges para que estén cerca de ti, los que viven en tus cortes. ¡Nos deleitamos con las bendiciones que recibimos en tu casa, tu Santo Templo!
¡Entro en mi jardín, hermana mía, novia mía! Recojo mirra con mi especia. Como mi panal con mi miel. Bebo vino con mi leche. ¡Comamos nuestra saciedad de amor! Embriaguémonos de amor!
Serán llamados sacerdotes del Señor, identificados como ministros de nuestro Dios. Disfrutarán de las riquezas de las naciones y estarán orgullosos de tenerlas.
Entonces esta ciudad me dará una reputación gloriosa, celebrada y alabada por todas las naciones de la tierra que se enteren de todas las cosas buenas que hago por ella. Temblarán, asombrados de todo el bien que he hecho por ella, de cómo la he hecho tan próspera.
Llevaré a los israelitas de vuelta a sus tierras de pastoreo, para que se alimenten en el Carmelo y en Basán, para que satisfagan sus apetitos en las colinas de Efraín y Galaad.
Les proporcionaré buenos pastos y lugares para pacer en las altas montañas de Israel. También podrán descansar allí en los buenos pastos y en los lugares para pastar en las montañas de Israel.
La semilla aún está en el granero. La viña, la higuera, el árbol de granada, y el árbol de olivo no han dado fruto todavía. Pero a partir de este día te bendeciré.
Alabado sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en Cristo con todo lo que es espiritualmente bueno en el mundo celestial,
En cambio, ustedes son una familia elegida de manera especial, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo que pertenece a Dios. Por eso, pueden revelar las cosas maravillosas que él ha hecho, al sacarlos de la oscuridad a su luz admirable.