Esto es lo que el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel, dice a todos los exiliados que fueron llevados de Jerusalén a Babilonia:
Yo creo la luz y hago las tinieblas, traigo la paz y hago el desastre. Yo soy el Señor y hago todo esto.
“Así que déjenme decirles lo que voy a hacer con mi viña. Quitaré su seto y será destruida. Derribaré su muro, y será pisoteada.
Esto es lo que dice el Señor, el Dios de Israel: Los higos buenos representan para mí a los exiliados de Judá, a los que he enviado de aquí al país de Babilonia.
Construyan allí casas para vivir. Planten jardines y cultiven alimentos para comer.
Cuando suena la trompeta en la ciudad, ¿no debería alarmarse el pueblo? Cuando el desastre llega a la ciudad, ¿no es por obra del Señor?