Por lo que les suceda, todos los exiliados de Judá en Babilonia maldecirán a los demás de esta manera “¡Que el Señor los trate como a Sedequías y Acab, quemados vivos por el rey de Babilonia!”
Así que Israel los bendijo ese día y dijo: “En el futuro, el pueblo de Israel usará sus nombres para dar una bendición, diciendo: ‘Que Dios los bendiga como lo hizo con Efraín y Manasés’”. Al decir esto, puso a Efraín antes que a Manasés.
Los ancianos y todo el pueblo presente en la puerta de la ciudad dijeron: “Sí, somos testigos. Que el Señor haga que la mujer que viene a tu casa sea como Raquel y Lea, que entre ambas dieron a luz al pueblo de Israel. Que seas próspera en Efrata y famosa en Belén.