Sin embargo, justo después de que el profeta Hananías rompiera el yugo de su cuello, llegó a Jeremías un mensaje del Señor:
Antes de que Isaías saliera del patio central, el Señor le habló diciendo:
Pero esa noche Dios le dijo a Natán:
El mensaje del Señor llegó a Jeremías a partir del año trece del reinado de Josías, hijo de Amón, rey de Judá,
Esto es lo que me dijo el Señor: Hazte un arnés y un yugo y átalo a tu cuello
Entonces el Señor le dijo a Jeremías
Durante el primer año de su reinado, yo, Daniel, comprendí, por las Escrituras dadas al profeta Jeremías, que pronto se cumpliría el tiempo de setenta años en que Jerusalén quedaría desolada.