Entonces Jeremías le dijo a Sedequías: “Esto es lo que dice el Señor Dios Todopoderoso, el Dios de Israel: ‘Si te entregas a los oficiales del rey de Babilonia, entonces vivirás. Jerusalén no será incendiada, y tú y tu familia sobrevivirán.
Todas tus esposas e hijos serán entregados a los caldeos. Y tú mismo no escaparás, pues serás capturado por el rey de Babilonia, y Jerusalén será incendiada”.
Pondré fin a los sonidos alegres de la celebración y a las voces felices de los novios de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén, porque el país se convertirá en un desierto.