Así que el Señor anunció: “También voy a desterrar a Judá de mi presencia, así como desterré a Israel. Abandonaré esta ciudad que he escogido, Jerusalén, y el Templo respecto al cual dije: Mi nombre estará allí”.
Por eso, cuando venga un profeta, un sacerdote o cualquier otra persona y les pregunte: “¿Cuál es la carga del Señor?” diles, no te estoy dando una carga. Me desentiendo de ustedes, declara el Señor.
Si dicen: “Ésta es la carga del Señor”, ésta es la respuesta del Señor: Porque dijiste: “Esta es la carga del Señor”, y yo te advertí que no lo hicieras,
Así que esto es lo que dice el Señor Dios Todopoderoso, el Dios de Israel: Mira cómo hago caer sobre Judá y sobre todo el pueblo que vive en Jerusalén todos los desastres que he amenazado hacerles, porque les he dicho lo que deben hacer y no han obedecido; les he apelado y no han respondido.
Voy a castigarlo a él y a sus descendientes y funcionarios por sus pecados. Haré caer sobre ellos y sobre el pueblo que vive en Jerusalén y en Judá, todos los desastres de los que les advertí, pero se negaron a escuchar.
Todo esto sucedió en Jerusalén y en Judá, a causa de la ira del Señor, hasta que finalmente los desterró de su presencia. Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.
“Así que esto es lo que dice el Señor Dios: ¡Cuidado, porque soy yo quien te condena, Jerusalén! Voy a cumplir mi sentencia contra ti mientras las otras naciones observan.
“Diles: ¡Montes de Israel, escuchen el mensaje del Señor Dios! Esto es lo que dice el Señor Dios a las montañas y a las colinas, a los desfiladeros y a los valles: Voy a atacarlos y a destruir sus lugares altos.
Como resultado, responderé con ira. No los trataré con amabilidad; no seré misericordioso con ellos. Aunque griten pidiendo mi ayuda, no los escucharé”.
Maten a los ancianos, a los jóvenes y a las niñas, a las mujeres y a los niños, pero no se acerquen a los que tienen la marca. Empezad por mi santuario”. Así que empezaron por matar a los ancianos que estaban delante del Templo.
“Mi pueblo está muriendo porque no me conoce. Y como se niegan a conocerme, yo los aborrezco a ustedes como mis sacerdotes. Así como han olvidado mis enseñanzas, yo me olvidaré de sus hijos.