Esto es lo que dice el Señor Todopoderoso sobre los profetas: Les daré ajenjo para comer y agua envenenada para beber, porque el mal se ha extendido por todo el país desde los profetas de Jerusalén.
Así que esto es lo que dice el Señor sobre esos profetas que profetizan en mi nombre: Yo no los envié, pero aun así dicen: “Este país no sufrirá guerra ni hambre”. Esos mismos profetas morirán de guerra o de hambre.
La gente dice: “¿Por qué estamos sentados aquí? Juntémonos y corramos a las ciudades fortificadas. Allí podemos morir, porque el Señor, nuestro Dios, nos está matando dándonos a beber agua envenenada, porque pecamos contra él.
Ese día, declara el Señor Todopoderoso, elminaré la idolatría de la tierra, y no habrá nunca más memoria de los ídolos. Yo quitaré a los falsos profetas y al espíritu de impureza de la tierra.
Hoy deben asegurarse de que no haya ningún hombre o mujer, familia o tribu que quiera alejarse del Señor nuestro Dios e ir a adorar a los dioses de estas naciones. Asegúrense de que no hay nada de eso entre ustedes que produzca tal veneno y amargura.
Y el nombre de la estrella es Ajenjo, y una tercera parte del agua se volvió amarga, y muchas personas murieron al beber de esa agua porque se había vuelto venenosa.