y se adentró un día más en el desierto. Se sentó bajo un arbusto y pidió morir. “Ya estoy harto, Señor”, dijo. “¡Toma mi vida! No soy mejor que mis antepasados”.
¡Qué triste estoy, madre mía, por el hecho de que me hayas dado a luz! Soy víctima de discusiones y conflictos por donde quiera que voy en el país. Nunca le he prestado nada a nadie, ni he pedido nada prestado, pero aun así todos me maldicen.