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Referencias Cruzadas

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Isaías 9:20

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La gente destruye a los que están a su diestra, pero siguen teniendo hambre de más; luego destruyen a los que están a su siniestra, pero siguen sin estar satisfechos. Al final incluso se destruyen a sí mismos!

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16 Referencias Cruzadas  

Los insensatos se cruzan de brazos y no hacen nada, así que al final se agotan.

¡Lo único que podrán hacer es postrarse como prisioneros, o yacer entre los muertos! Con todo esto sigue enfadado y con la mano levantada.

Los pobres tendrán comida y los necesitados vivirán con seguridad, pero ustedes los filisteos morirán de hambre, y yo matará a los que sobrevivan.

¡Presten atención! El Señor, el Señor Todopoderoso, le quitará a Jerusalén y a Judá todo aquello de lo que dependen: sus reservas de alimentos y todos los medios de abastecimiento de agua,

Haré que tus opresores coman su propia carne y beban su propia sangre como si fuera vino. Entonces todos sabrán que yo, el Señor, soy tu Salvador y Redentor, el Poderoso de Israel.

Por eso el Señor arde de ira contra su pueblo. Ha levantado su mano y los ha golpeado, sacudiendo las montañas y dejando sus cadáveres tirados como basura en las calles. A pesar de todo esto, su cólera no ha terminado, y su mano sigue levantada.

Dos tragedias te han golpeado: la devastación causada por el hambre y la destrucción causada por la guerra. ¿Quién va a simpatizar contigo? ¿Quién te va a consolar?

Vagarán por el país, deprimidos y hambrientos. Cuando estén hambrientos se pondrán furiosos, y mirando hacia arriba maldecirán a su rey y a su Dios.

Entonces mirarán hacia la tierra y sólo verán miseria y penumbra y depresión agonizante, y serán arrojados a las tinieblas.

Voy a aplastarlos unos contra otros como si fueran tinajas de vino, tanto a los padres como a los hijos, declara el Señor. No dejaré que ninguna misericordia, piedad o compasión me impida destruirlos.

El asedio de sus enemigos que quieren matarlos será tan terrible que haré que se coman unos a otros, incluso a sus propios hijos e hijas.

Las manos de las mujeres amantes han cocinado a sus propios hijos para alimentarse durante la destrucción de Jerusalén.

Comerás, pero no te saciarás; por dentro aún sentirás hambre. Aunque trates de ahorrar, tu dinero no tendrá valor porque yo se lo daré a la espada.

Entonces yo dije: “No seré su pastor. Si las ovejas mueren, mueren. Que los que vayan a perecer, perezcan. ¡Que los que queden se coman unos con otros!”

Un reino que pelea contra sí mismo no puede mantenerse.




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