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Referencias Cruzadas

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Isaías 65:2

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Extendí mis manos todo el día, suplicando a un pueblo obstinado que sigue malos caminos, haciendo lo que quiere.

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37 Referencias Cruzadas  

Y el Señor se dio cuenta de cuán malvados se habían vuelto los habitantes de la tierra, pues cada uno de los pensamientos en sus mentes estaban llenos de maldad.

Incluso cuando están en su lecho traman planes malignos. Ellos se dedican a una forma de vida que no está bien. Escogen el mal, y no lo niegan.

Señor, tu amor alcanza los cielos, tu fidelidad llega hasta las nubes.

“Porque yo los he llamado pero ustedes se han negado a escuchar. Les extendí mi mano, pero no les importó.

Las personas malvadas adulan a sus amigos, y los conducen por el camino que no les conviene.

¡Cielos, escuchen! ¡Tierra, presta atención! Porque el Señor ha hablado! Yo crié hijos, y los cuidé, pero ellos se han rebelado contra mí.

Sus dirigentes son rebeldes, amigos de ladrones. A todos les gustan los sobornos y quieren recibir sobornos. No defienden los derechos de los huérfanos, y se niegan a ayudar a las viudas.

La tragedia llega a mis hijos rebeldes, declara el Señor. Hacen planes que no vienen de mí; hacen alianzas contra mi voluntad, añadiendo pecado al pecado.

Porque son un pueblo rebelde, hijos de mentira, que se niegan a escuchar las instrucciones del Señor.

Los malvados deben cambiar sus costumbres y dejar de pensar en hacer algo malo. Deben volverse al Señor para que él tenga misericordia de ellos. Vuelvan a nuestro Dios, porque él es generoso con su perdón.

Porque sus pensamientos no son mis pensamientos, y sus caminos no son mis caminos, declara el Señor.

Pero ellos se rebelaron contra él y causaron dolor a su Espíritu Santo, por lo que para ellos se convirtió en un enemigo y luchó contra ellos.

Yo sé lo que hacen y lo que piensan. Pronto vendré a reunir a todas las naciones y pueblos de diferentes lenguas. Vendrán y verán mi gloria.

Cuando alguien sacrifica un toro, es como un sacrificio humano, y cuando alguien sacrifica un cordero, es como romperle el cuello a un perro. Cuando presentan una ofrenda de grano es como presentar sangre de cerdo, y cuando queman incienso es como adorar a un ídolo. Ya que han elegido actuar así y amar esas cosas repugnantes,

también elegiré castigarlos severamente y aterrorizarlos, porque los llamé pero nadie respondió; les hablé, pero nadie escuchó. En cambio, hicieron lo que es malo a mis ojos, eligiendo hacer lo que yo odio.

Pero ellos dirán: “¡No podemos! Haremos lo que nos dé la gana. Cada uno de nosotros seguirá obstinadamente su propio pensamiento malvado”.

Cuando llegue ese momento, Jerusalén será llamada el Trono del Señor, y todas las naciones se reunirán en Jerusalén para honrar al Señor. Ya no serán tercos ni malvados.

Limpia el mal de tu corazón, Jerusalén, para que puedas salvarte. ¿Hasta cuándo te aferrarás a tus malos pensamientos?

Pero ustedes tienen una actitud obstinada y rebelde. Me han dejado y se han ido por su propia cuenta.

Pero no quisieron escuchar ni prestar atención. En lugar de ello, siguieron los deseos de su propio pensamiento obstinado y malvado, por lo que terminaron retrocediendo y no avanzando.

Cuando miren estas borlas recordarán que deben guardar todos los mandamientos del Señor y que no sean infieles, siguiendo sus propios pensamientos y deseos.

Porque lo que sale de la mente son pensamientos malos, asesinatos, adulterio, inmoralidad sexual, hurto, falso testimonio, y blasfemia,

¡Oh Jerusalén, Jerusalén, tu matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! Tantas veces he querido reunir a tus hijos así como una gallina reúne a sus polluelos bajo sus alas, pero no me dejaste.

“¡Oh Jerusalén, Jerusalén, tú matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a todos tus hijos como la gallina reúne a sus polluelos bajo sus alas, pero tú no quisiste!

Como dice Dios a Israel: “Todo el día extendí mis manos a un pueblo desobediente y terco”.

Ahora por tu corazón endurecido y tu rechazo al arrepentimiento, estás empeorando tu situación para el día de la recompensa, cuando se demuestre la rectitud del juicio de Dios.

Porque cuando alguien así oye las palabras de esta solemne promesa, cree que aún recibirá una bendición, diciéndose a sí mismo: “Estaré a salvo, aunque seguiré haciendo lo que me plazca”. Tal actitud destruiría lo bueno y lo malo por igual.

Sé lo obstinado y rebelde que son. Si ya han empezado a rebelarse contra el Señor mientras yo estoy vivo, ¿cuánto peor les irá después de que yo muera?

¡Recuerda cómo provocaste al Señor tu Dios en el desierto! No lo olvides nunca! Desde que dejaste la tierra de Egipto hasta que llegaste aquí, te has rebelado constantemente contra el Señor.




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