Los extranjeros pastorearán sus rebaños, cuidarán sus campos y atenderán sus viñas.
Pero el comandante de la guardia permitió que los pobres que habían quedado en el campo se quedaran cuidando las viñas y los campos.
En cuanto a los extranjeros que se han consagrado al Señor, que lo adoran, que aman al Señor y que son sus servidores, todos los que observan el sábado sin violarlo y que cumplen mi acuerdo,