Esto es lo que dice el Señor, el Señor Todopoderoso, el Poderoso de Israel: ¡Basta! ¡Me alegraré en castigar a mis enemigos, pagando a los que me odian!
Destruirá la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará todas las lágrimas, y en todas partes quitará la humillación sufrida por su pueblo. El Señor ha hablado.
Diles a los que tienen miedo: ¡Sean fuertes! ¡No tengan miedo! Miren que su Dios viene a castigar a sus enemigos, y vendrá con la retribución divina para salvaros.
Esto es lo que dice el Señor: Te responderé en el momento oportuno; te ayudaré en el día de la salvación. Me ocuparé de ti, y te entregaré al pueblo como mi acuerdo con él, para restaurar la tierra y reasignar las partes que han sido abandonadas.
¿Es éste el tipo de ayuno que quiero, cuando la gente manifiesta su humildad inclinando la cabeza como un junco y yaciendo en saco y ceniza? ¿Es eso lo que llamas ayuno, un día que el Señor aprecia?
Los extranjeros reconstruirán tus murallas, y sus reyes trabajarán para ti. Aunque te golpeé cuando estaba enojado contigo, ahora seré bondadoso y misericordioso contigo.
Cuando veas que esto sucede, te alegrarás en tu interior y prosperarás como la hierba que crece. El poder del Señor será reconocido por bendecir a sus siervos y maldecir a sus enemigos.
Las muchachas bailarán en la celebración; los jóvenes y los ancianos también se unirán. Convertiré su dolor en alegría, y los consolaré y cambiaré su tristeza en felicidad.
Pero éste es el día del Señor Dios Todopoderoso, un día de retribución en el que se vengará de sus enemigos. La espada destruirá hasta que esté satisfecha, hasta que se haya hartado de su sangre. El Señor Dios Todopoderoso está celebrando un sacrificio en el país del norte, junto al Éufrates.
Pero en cuanto a mi, he sido lleno de poder, con el Espíritu del Señor. Estoy lleno de justiciar y fuerza para traer a la luz la rebelión de los descendientes de Jacob, y el pecado del pueblo de Israel.
“Cuán felices ustedes los pobres, porque el reino de Dios es de ustedes. Cuán felices ustedes los que ahora tienen hambre, porque comerán todo lo que necesiten. Cuán felices ustedes los que ahora están llorando, porque reirán.
Tal como Dios dijo: “En el momento apropiado te escuché, y en el día de salvación te salvé”. Créanme, ¡ahora es el momento apropiado! ¡Ahora es el día de salvación!
tratando de detener nuestra predicación a las otras naciones para impedir que se salven. Ellos siempre están pecando hasta el máximo nivel, pero para ellos ha llegado el juicio con todo su peso.