Entonces se instaurará un reino basado en el amor digno de confianza, y en su trono se sentará un rey fiel del linaje de David. Él juzgará con justicia y se comprometerá apasionadamente a hacer lo que es correcto.
“Sin embargo, ustedes son mis testigos, declara el Señor, y mi siervo elegido, para que piensen en ello, y me crean y comprendan que yo soy Dios. Ningún dios me precedió, y ninguno vendrá después de mí.
Yo predije lo que iba a suceder, luego los salvé, luego lo anuncié; no hubo ningún dios extranjero entre ustedes que hiciera esto. Ustedes son mis testigos de que yo soy Dios, declara el Señor.
“Vivirán en el país que le di a mi siervo Jacob, donde vivieron sus antepasados. Vivirán allí con sus hijos y nietos para siempre, y mi siervo David será su príncipe para siempre.
Tienes que saber y comprender que desde el momento en que se da la orden de restaurar y reconstruir Jerusalén, hasta que el Mesías, transcurrirán siete semanas más sesenta y dos semanas. Se construirá con calles y defensas, a pesar de los tiempos difíciles.
Después de esto, el pueblo de Israel volverá y se dedicará al Señor su Dios y al linaje de David, su rey. En los últimos días vendrán con asombro y reverencia por el Señor y su bondad.
‘y tu, Belén, en la tierra de Judea, no eres la menor entre las ciudades reinantes de Judea, porque de ti saldrá un gobernante que será el pastor de mi pueblo Israel’”.
Entonces Pilato preguntó: “¿Entonces eres un rey?” “Tú dices que yo soy un rey”, respondió Jesús. “La razón por la que nací y vine al mundo fue para dar evidencia en favor de la verdad. Todos los que aceptan la verdad, atienden lo que yo digo”.
“Porque Dios amó al mundo, y lo hizo de esta manera: entregó a su único Hijo, a fin de que todos los que crean en él no mueran, sino que tengan vida eterna.
Era conveniente que Dios, quien crea y sostiene todas las cosas, preparara por medio del sufrimiento a Aquél que los lleva a la salvación, para llevar a muchos de sus hijos a la gloria.
y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el gobernante de los reyes de la tierra. A Jesús, quien nos ama y nos libertó de nuestros pecados por medio de su sangre,