El Señor Dios me ha dado la capacidad de enseñar a otros, de saber animar con una palabra a los que están agotados. Él me despierta cada mañana; me ayuda a escuchar como discípulo.
Se precipitará una y otra vez, arrastrándote mañana tras mañana, día y noche, precipitándose una y otra vez. Una vez que entiendas este mensaje estarás totalmente aterrorizado.
“¿A quién trata de enseñar el conocimiento?”, se preguntan. “¿A quién le está explicando su mensaje? ¿A los niños que acaban de ser destetados de la leche, a los bebés que acaban de ser retirados del pecho?
¿Quién de ustedes respeta al Señor y obedece lo que dice su siervo? ¿Quién de ustedes camina en las tinieblas y no tiene luz? Que confíen en el Señor y pongan su confianza en Dios.
Entonces regresó a la ciudad donde se había criado y allí enseñaba en la sinagoga. Las personas estaban asombradas, y preguntaban: “¿De dónde obtiene su sabiduría y sus milagros?
Y todos expresaron su aprobación hacia él, asombrados por las palabras que salieron de sus labios. “¿Acaso no es este el hijo de José?” se preguntaban ellos.