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Referencias Cruzadas
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Isaías 49:3

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Me dijo: “Tú eres mi siervo, Israel, y por medio de ti revelaré mi gloria”.

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20 Referencias Cruzadas  

Pero a ti, Israel, siervo mío, Jacob, los que he elegido, descendientes de mi amigo Abraham,

¡Mira! Aquí está mi siervo, el que yo sostengo; mi elegido que me complace. He puesto mi Espíritu sobre él, y él mostrará a las naciones lo que es correcto.

Hice a este pueblo para mí, para que a través de su alabanza hacia mí me diera a conocer.

Canten en fiesta, cielos, porque el Señor ha hecho esto; griten con fuerza, profundidades de la tierra. Griten de alegría, montañas, bosques y todo árbol. Porque el Señor ha liberado a Jacob, y su gloria se muestra en Israel.

¿Quién de ustedes respeta al Señor y obedece lo que dice su siervo? ¿Quién de ustedes camina en las tinieblas y no tiene luz? Que confíen en el Señor y pongan su confianza en Dios.

Mira: mi siervo actuará con sabiduría; será muy alabado, será elevado en su posición y visto como alguien a quien la gente admira.

Sin embargo, la voluntad del Señor era que fuera aplastado y que sufriera, porque cuando dé su vida como ofrenda por la culpa, verá a sus descendientes, tendrá una larga vida, y lo que el Señor quiere se logrará a través de él.

Moisés explicó a Aarón: “Esto es lo que el Señor estaba hablando cuando dijo: ‘Mostraré mi santidad a los que se acerquen a mí; revelaré mi gloria para que todos la vean’”. Pero Aarón no respondió.

¡Presta atención, sumo sacerdote Josué, y todos los sacerdotes a quienes enseñas! Eres una señal de las cosas buenas que vendrán. ¡Miren! Yo traeré a mi siervo, la rama.

Mientras Pedro aún hablaba, una nube brillante los cubrió. Entonces se escuchó una voz que salía desde la nube, que decía: “Este es mi hijo a quien amo, el cual me complace. Escúchenlo”.

Padre, muéstrame la gloria de tu carácter”. Vino una voz del cielo que decía: “He mostrado la gloria de mi carácter, y la volveré a mostrar”.

Mi Padre es glorificado cuando ustedes producen mucho fruto, demostrando que son mis discípulos.

Cuando Jesús terminó de decir esto, levantó su Mirada al cielo y dijo: “Padre, ha llegado el momento. Glorifica a tu Hijo para que el Hijo pueda glorificarte.

Yo te he dado gloria aquí en la tierra al terminar la obra que me mandaste a hacer.

Por eso lo alabamos, por su gloriosa gracia que con tanta bondad nos dio en su Hijo amado.

el día que él venga a recibir gloria de su pueblo, admirado por todos los que confían en él. Esto los incluye a ustedes, porque ustedes se convencieron de lo que les predicamos.

En cambio, ustedes son una familia elegida de manera especial, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo que pertenece a Dios. Por eso, pueden revelar las cosas maravillosas que él ha hecho, al sacarlos de la oscuridad a su luz admirable.




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