Isaías había dicho: “Prepara un apósito de higos y úntalo sobre las llagas de la piel para que se recupere”.
Y después de llevarlo aparte, lejos de la multitud, Jesús puso sus dedos en los oídos del hombre sordo. Entonces tocó la lengua del hombre con saliva.
Después que dijo esto, Jesús escupió en el suelo e hizo barro con su saliva, el cual puso después sobre los ojos del hombre ciego.