Entonces el profeta le dijo: “Como no has hecho lo que dijo el Señor, en cuanto me dejes un león te va a matar”. Cuando el hombre se fue, vino un león y lo mató.
Entonces el rey ordenó que trajeran a los hombres que habían acusado a Daniel y los arrojaron al foso de los leones junto con sus esposas e hijos. Antes de que llegaran al suelo del foso, los leones los atacaron y los despedazaron.