El Señor viene a proclamar su juicio contra los ancianos y los dirigentes de su pueblo: Ustedes son los que han destruido mi viña; sus casas están llenas de todo lo que le han robado a los pobres.
Se ocultan y esperan para atacar como el león, listos para salir de un salto de su escondite y atrapar a su víctima. Toman por sorpresa a los vulnerables, y lanzan una red sobre ellos.
En cambio, juzgará a los pobres con justicia, y tomará decisiones justas en favor de los desamparados de la tierra. Golpeará la tierra cuando pronuncie el juicio, y ejecutará a los malvados con sólo una palabra de sus labios.
Israel es la viña del Señor Todopoderoso, y el pueblo de Judá son las plantas de su jardín que lo hacen feliz. Sin embargo, mientras esperaba justicia, sólo veía injusticia; esperaba que la gente viviera bien, pero sólo escuchaba los gritos de los que sufrían.
¿No ven que cuando ayunan, se pelean y discuten, y acaban teniendo una pelea a puñetazos? Si ayunan así, no pueden esperar que sus oraciones sean escuchadas en las alturas.
Explota a los pobres y a los necesitados. Roba a otros, y no devuelve lo que un deudor le ha dado como garantía. Adora a los ídolos. Comete pecados repugnantes.
“De la misma manera que juzgué a sus antepasados en el desierto egipcio después de haberlos sacado de Egipto, así los juzgaré a ustedes, declara el Señor Dios.
Ellos pisotean las cabezas de los pobres en el polvo, y tratan a los necesitados con in justicia. Un hombre y su padre tienen relaciones sexuales con la misma criada, y profanan así mi nombre santo.
Escuchen este mensaje, vacas de Basán que habitan en el Monte de Samaria, que oprimen a los pobres y a los necesitados, y dan órdenes a sus esposos, diciéndoles: “¡tráigannos bebidas!”
¡Cuán grande es el desastre que vendrá sobre los que permanecen despiertos por la noche para tramar maldad desde sus camas. Se levantan en la mañana para llevar a cabo sus planes, porque tienen el poder para ello.
Comen la carne de mi pueblo, le arrancan la piel y quiebran sus huesos. Cortan su carne en pedazos como carne que se echa a un caldero, como carne que se echa a una olla para cocinar”.
“Esta es otra ilustración: había una vez un hombre, un terrateniente, que plantó una viña. Puso una cerca alrededor de ella, hizo un lagar y construyó una torre de vigilancia. La alquiló a unos granjeros, y luego se fue a otro país.