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Referencias Cruzadas

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Isaías 26:16

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Señor, cuando sufrimos acudimos a ti, derramando nuestras oraciones como susurros mientras nos disciplinabas.

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23 Referencias Cruzadas  

A él expongo mis quejas y le cuento mis problemas.

Tú me dijiste, “Ven a mí”. Y estoy viniendo a ti, Señor.

Me siento inconsolable al recordar cuando caminaba entre las multitudes, guiándolos en una procesión hacia la casa del Señor, con cantos de alegría y canciones de agradecimiento de los adoradores en el festival.

y llámenme cuando estén en problemas. Los rescataré, y me agradecerán”.

Medité en Dios con gemidos; pensé en él pero solo siento desconsuelo. Selah.

Cuando Dios comenzó a matarlos, volvieron con oraciones a él, arrepentidos de su pecado.

Cuando clamen a mí pro ayuda, Responderé; cuando estén en problemas, Estaré con ellos. Los salvaré y los honraré.

Ellos le dijeron: “Esto es lo que dice Ezequías: Hoy es un día de angustia y de castigo. Es como cuando los bebés llegan a la entrada del canal de parto, pero no hay fuerzas para darlos a luz.

Le dicen a un ídolo de madera: “Tú eres mi padre”, y a uno de piedra: “Tú me diste a luz”. Me dan la espalda y me ocultan el rostro. Pero cuando están en apuros vienen a suplicarme, diciendo: “¡Por favor, ven a salvarnos!”.

Tú que vives en el “Líbano” en tu nido de cedro, cuánto vas a gemir cuando los dolores agónicos te golpeen como a una mujer de parto.

Entonces pedirás mi ayuda, vendrás a orar a mí, y yo te responderé.

Levántate y clama al comenzar la noche. Derrama tus pensamientos tristes como agua ante el Señor. Alza tus manos hacia él en oración por la vida de tus hijos que desfallecen de hambre en cada esquina.

Entonces me iré y volveré de donde vine, hasta que reconozcan sus faltas, y en su desesperación busquen mi rostro y supliquen mi ayuda”.

No claman a mi con sinceridad en sus corazones, sino que mienten mientras se lamentan en sus camas. Se reúnen y se laceran para obtener grano y vino nuevo, pero se alejan de mi.

El pueblo fue a ver a Moisés y le dijo: “Nos equivocamos al presentar quejas contra el Señor y contra ti. Por favor, ruega al Señor que nos quite las serpientes de encima”. Moisés rezó al Señor en su nombre.

“Yo corrijo y disciplino a los que amo. Así que sé sincero y arrepiéntete.

Los israelitas le dijeron al Señor: “¡Hemos pecado! Trátanos de la manera que creas conveniente, ¡sólo que por favor sálvanos ahora!”.

“No es eso, mi señor”, le respondió Ana. “Soy una mujer muy desdichada. No he estado bebiendo vino ni cerveza; sólo estoy derramando mi corazón ante el Señor.




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