Esto es lo que dice tu Señor, tu Dios, que defiende la causa de su pueblo: Mira, te he quitado la copa que te hacía tambalear. Nunca más tendrás que beber de esa copa, la copa de mi ira.
Quiero contarle a todo el mundo el amor confiable del Señor. Alabaré al Señor por todo lo que ha hecho por nosotros: todas las cosas buenas que ha hecho por los descendientes de Israel a causa de su bondad y su infinito amor digno de confianza.
Te unes a los que se alegran y a los que hacen lo correcto y se acuerdan de seguir tus caminos. Pero cuando seguimos pecando, te enfadaste. ¿Cómo podemos salvarnos si seguimos así?
Y cuando un familiar venga a sacar los cuerpos de la casa, preguntará a quien esté allí “¿Hay alguien más contigo?” Y la persona responderá: “No”... Entonces el otro dirá: “¡Calla! Ni siquiera menciones el nombre del Señor”.