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Referencias Cruzadas
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Isaías 22:4

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Por eso dije: “¡Váyanse! Déjenme llorar en paz. No insistan en consolarme porque la hija de mi pueblo está arruinada”.

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20 Referencias Cruzadas  

Cuando Mardoqueo se enteró de todo lo que había sucedido, rasgó sus ropas y se vistió de saco y ceniza, y recorrió la ciudad llorando y lamentándose de dolor.

Cuando estuve en aflicción oré al Señor. Toda la noche levanté mis manos al cielo en oración a él, pero no pude hallar consuelo alguno.

Llevan cilicio en sus calles. En las azoteas y en las plazas todos lloran, se postran llorando.

Pero ¡mira! Hasta tus soldados más valientes lloran a gritos en la calle; los mensajeros que enviaste a pedir la paz lloran amargamente.

Pero si te niegas a escuchar, lloraré secretamente por dentro a causa de tu orgullo. Mis lágrimas se derraman porque el rebaño del Señor ha sido capturado.

Esto es lo que dice el Señor: El sonido de un terrible llanto y de un lamento se oye en Ramá. Es Raquel que llora por sus hijos. Están muertos, y ella no puede ser consolada

“Estoy en agonía, ¡en absoluta agonía! ¡Mi corazón se está rompiendo! ¡Late salvajemente en mi pecho! Mi corazón late dentro de mí; no puedo callar porque he oído la trompeta, la señal de batalla.

Oh, pueblo mío, vístete de cilicio y revuélcate en cenizas. Llora y llora amargamente como lo harías por un hijo único, porque el destructor descenderá sobre ti de repente.

Nada me consuela en medio de mi sufrimiento; Me siento terrible por dentro.

Cómo quisiera que mi cabeza fuera un manantial de agua, y mis ojos una fuente de lágrimas. Entonces lloraría día y noche por todo mi pueblo que ha sido asesinado.

Haz que vengan cuanto antes y canten un canto fúnebre sobre nosotros, para que lloremos a mares, para que nuestras lágrimas fluyan como torrentes.

Mis ojos están agotados de tanto llorar; por dentro estoy revuelto. Estoy enfermo y agotado por la destrucción de Jerusalén, la hija de mi pueblo, porque los niños y los bebés se desmayan en las calles de la ciudad.

La espada está siendo pulida en este momento, lista para ser usada. Está afilada y pulida, lista para ser entregada al asesino.

Se afeitan la cabeza por ti y se visten de cilicio. Lloran por ti, gritando en agonía y en duelo sincero

Por eso lloraré y me lamentaré, caminaré descalzo y desnudo, y aullaré como chacales y gemiré como búhos.

“En Ramá se oyó una voz, llanto y gran lamento. Raquel llora por sus hijos, se niega a que la consuelen, porque están muertos”.

Entonces Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: “Antes de que el gallo cante, negarás tres veces que me conoces”. Entonces salió y lloró amargamente.

Ellos fundamentaron sus relatos en la evidencia de los primeros testigos presenciales y ministros de la Palabra,

Pero a medida que se acercaba, vio la ciudad y lloró por ella.




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