Construiste un embalse dentro de las murallas para las aguas del antiguo estanque, pero no respetaste a su Hacedor ni pensaste en Aquél que lo planificó hace tiempo.
El resto de lo que sucedió en el reinado de Ezequías, todo lo que hizo, y cómo hizo el estanque y el túnel para llevar agua a la ciudad, están registrados en el Libro de las Crónicas de los Reyes de Judá.
Entonces se rompió la muralla de la ciudad, y todos los soldados escaparon de noche por la puerta entre las dos murallas junto al jardín del rey, aunque los babilonios tenían la ciudad rodeada. Huyeron en dirección al Arabá,
Después de él, Nehemías, hijo de Azbuk, gobernante de un semidistrito de Bet-Zur, reparó hasta un punto frente al cementerio de David, hasta el estanque artificial y la Casa de los Guerreros Poderosos.
La tragedia se avecina para los que acuden a Egipto en busca de ayuda, dependiendo de sus caballos y confiando en todos sus carros y auriculares. No miran al Santo de Israel en busca de ayuda; no piden consejo al Señor.
El Señor responde: “¿No te has enterado? Lo decidí hace mucho tiempo; lo planeé en los viejos tiempos. Ahora me estoy asegurando de que ocurra, de que derribes las ciudades fortificadas hasta convertirlas en montones de escombros.
Entonces el Señor dijo a Isaías: “Toma a tu hijo Sear-Jasub contigo y ve al encuentro de Acaz. Estará al final del acueducto del estanque superior, junto al camino del campo de lavado.
Cuando Sedequías, rey de Judá, y todos los defensores los vieron allí, huyeron. Escaparon de la ciudad durante la noche por el jardín del rey, pasando por la puerta entre las dos murallas, y tomaron el camino del Arabá.