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Referencias Cruzadas
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Isaías 20:2

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en ese momento el Señor habló por medio de Isaías, hijo de Amoz. Le dijo: “Quítate la ropa de saco de tu cuerpo y quítate las sandalias”. Isaías así lo hizo y anduvo desnudo y descalzo.

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27 Referencias Cruzadas  

David siguió su camino hacia el Monte de los Olivos, llorando mientras lo hacía. Llevaba la cabeza cubierta y caminaba descalzo. Toda la gente que lo acompañaba se cubría la cabeza, llorando a su paso.

Cuando David llegó a su casa para bendecir a su familia, Mical, la hija de Saúl, salió a su encuentro y le dijo: “¡Qué distinguido se ha puesto hoy el rey de Israel, quitándose la túnica para que lo vieran todas las sirvientas, como se expondría cualquier personal vulgar!”

“Era un hombre velludo que llevaba un cinturón de cuero en la cintura”, respondieron. “Es Elías el tisbita”, dijo el rey.

Has convertido mi llanto en danza. Has quitado mis vestiduras de cilicio y me has vestido de felicidad,

“¡No te acerques más!” le dijo Dios. “Quítate las sandalias porque estás parado en tierra sagrada”.

Esta es la visión que Isaías, hijo de Amoz, vio sobre Judá y Jerusalén en los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá.

Este es el mensaje que recibió Isaías, hijo de Amoz, recibió sobre Babilonia.

Envió a Eliaquim, el administrador del palacio, a Sebna, el escriba, y a los principales sacerdotes, todos vestidos de saco, a ver al profeta Isaías, hijo de Amoz.

Como muestra de su luto, toda cabeza está afeitada, toda barba está recortada, toda mano tiene un corte, y toda cintura está vestida de cilicio.

Llora en silencio. No hagas ningún ritual por el muerto. Vístete normalmente: ponte el turbante y ponte las sandalias en los pies. No te tapes la cara y no comas el pan que usan los dolientes”.

Mantendrán sus turbantes en la cabeza y sus sandalias en los pies. No se lamenten ni lloren, sino que morirán por dentro a causa de sus pecados, y gemirán unos con otros.

“Hijo de hombre, debes tomar un ladrillo, ponerlo frente a ti y dibujar en él la ciudad de Jerusalén.

Te haré permanecer allí durante 390 días, que representan el número de años de sus pecados. Llevarás los pecados de los israelitas.

Salgan, habitantes de Safir, vayan desnudos y avergonzados. No salgan, habitantes de Saanán. Lloren, habitantes de Bet Ezel, porque han perdido su consuelo.

Por eso lloraré y me lamentaré, caminaré descalzo y desnudo, y aullaré como chacales y gemiré como búhos.

Ese día, tales profetas sentirán vergüenza de profetizar sus supuestas visiones. Pra engañar no se pondrán más sus vestiduras de profetas, hechas de pelo áspero.

Entonces Jesús le dijo a sus discípulos: “El que quiera seguirme, debe negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.

Juan tenía ropas hechas con pelo de camello, con un cinturón de cuero puesto en su cintura. Su alimento era langostas y miel silvestre.

El discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: “Es el Señor”. Cuando Pedro escuchó que era el Señor, se puso ropa, pues hasta ese momento estaba desnudo, y se lanzó al mar.

Y el hombre con el espíritu maligno saltó sobre ellos y los dominó a todos. Los golpeó tan fuertemente que ellos salieron corriendo de la casa, desnudos y malheridos.

Al acercarse a nosotros, tomó el cinturón de Pablo, y ató sus propias manos y pies. Entonces dijo: “El Espíritu Santo dice: ‘Así es como los judíos de Jerusalén cegarán al hombre que posee este cinturón, y lo entregarán en manos de los extranjeros’”.

El comandante del ejército del Señor le dijo a Josué: “Quítate las sandalias, porque el lugar donde estás es tierra santa”. Y Josué lo hizo.

“Le daré poder a mis dos testigos, y profetizarán durante 1.260 días, vestidos de silicio”.

Entonces Saúl también se quitó la ropa y también profetizó en presencia de Samuel. Luego se postró y estuvo desnudo todo ese día y toda esa noche. Por eso se dice: “¿Es Saúl también uno de los profetas?”




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