Destruyeron las ciudades, y cada soldado arrojó piedras sobre todo campo bueno hasta cubrirlo. Bloquearon todos los manantiales y cortaron todos los árboles buenos. Sólo Quir Jaréset conservaba sus murallas, pero los soldados, usando hondas, la rodearon y la atacaron también.
Sus vecinos, incluso de lugares tan lejanos como Isacar, Zabulón y Neftalí, llegaron trayendo comida en burros, camellos, mulas y bueyes. Tenían mucha harina, tortas de higos, racimos de pasas, vino, aceite de oliva, ganado y ovejas, porque Israel estaba muy contento.
Cuando alguien les aconseje: “Vayan y pregunten a los médiums y espiritistas que susurran y murmuran”, ¿no debería el pueblo preguntarle a su Dios? ¿Por qué habrían de invocar a los muertos en favor de los vivos?