Como dije, el Espíritu me levantó y me llevó. Mientras avanzaba, me sentía molesto y enojado; sin embargo, el poder del Señor había tomado pleno control de mí.
Pero mientras tanto, Saulo estaba enviando amenazas violentas contra los discípulos del Señor, deseoso de matarlos. Así que fue donde el sumo sacerdote
Y todos los que lo oían predicar estaban asombrados, y preguntaban: “¿Acaso no es este el hombre que causó tantos problemas a los creyentes de Jesús en Jerusalén? ¿Acaso no vino aquí para arrestar y llevar encadenados a los creyentes ante los jefes de los sacerdotes?”
Les escribo a todos ustedes que están en Roma, que son amados de Dios y están llamados para ser su pueblo especial. ¡Gracia y paz a ustedes de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo!
Por favor, recíbanla en el Señor, como deben hacerlo los creyentes, y ayúdenla en todo lo que necesite, porque ha sido de gran ayuda para mucha gente, incluyéndome a mí.
Es enviada a la iglesia de Dios en Corinto, a aquellos que han sido justificados en Cristo Jesús, llamados para vivir en santidad, y a todos los que adoran al Señor Jesús en todas partes, el Señor de ellos y de nosotros.
Y al decirles esto quiero que se sientan avergonzados. ¿Qué? ¿Acaso no pueden encontrar a una persona sabia entre ustedes que pueda arreglar la disputa que tienen?
Esta carta proviene de Pablo, un apóstol de Cristo Jesús conforme a la voluntad de Dios, para los cristianos en Éfeso y para los que creen en Cristo Jesús.
Esta carta viene de parte de Pablo y de Timoteo, siervos de Jesucristo, para todo el pueblo de Dios en Cristo Jesús que vive en Filipo y a los líderes y sus asistentes.
Amigos, desde antes ya anhelaba la oportunidad de escribirles acerca de la salvación de la cual somos partícipes. Pero ahora necesito escribirles urgentemente y animarlos a defender enérgicamente la verdad acerca de Dios, que fue dada una vez y para siempre al pueblo santo de Dios.
“¿Cómo puedo ir a hacer eso?” preguntó Samuel. “¡Saúl se enterará y me matará!”. El Señor respondió: “Lleva contigo una novilla y di: ‘He venido a sacrificar al Señor’.