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Referencias Cruzadas

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Hechos 8:30

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Y Felipe corrió hacia allá, y escuchó al hombre que leía un texto del profeta Isaías. “¿Entiendes lo que estás leyendo?” le preguntó Felipe.

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18 Referencias Cruzadas  

¡Me apresuro a cumplir tus mandamientos, porque han abierto mi mente!

Todo lo que hagas, hazlo con todas tus fuerzas, porque cuando vayas a la tumba ya no habrá trabajo ni pensamiento, ni conocimiento ni sabiduría.

Cuando las personas oyen el mensaje del reino, y no lo entienden, el maligno viene y arranca lo que fue sembrado en sus corazones. Esto es lo que ocurre con las semillas que cayeron en el camino.

Las semillas sembradas en buen suelo son las personas que escuchan el mensaje, lo entienden, y producen buena cosecha—algunos cien, otros sesenta, y otros treinta veces lo que fue sembrado”.

“¿Ahora lo entienden todo?” “Sí”, respondieron ellos.

Entonces Jesús llamó a la multitud y les dijo: “Escuchen y entiendan esto:

Así que cuando vean el ‘mal que profana’ en el lugar santo del cual habló el profeta Daniel (los que leen esto, por favor, examínenlo cuidadosamente),

“Pero cuando vean la ‘abominación desoladora’ en el lugar donde no debe estar (el que lee, que entienda), entonces los que estén en Judea deben correr a las montañas.

Jesús les explicó: “Mi comida es hacer la voluntad de Aquél que me envió y completar su obra.

“Ustedes examinan las Escrituras porque piensan que a través de ellas obtendrán la vida eterna. ¡Pero la evidencia que ellas dan está a mi favor!

Entonces Felipe emprendió el viaje y se encontró con un hombre etíope, un eunuco que tenía una posición importante en el servicio de Candace, reina de Etiopía. Este eunuco era el tesorero jefe. Había ido a Jerusalén para adorar,

Entonces el Espíritu le dijo a Felipe: “Ve y acércate más a ese carruaje”.

“¿Cómo podría entender, si no hay quien me explique?” respondió el hombre. Entonces invitó a Felipe a subirse al carruaje y sentarse junto a él.

Felipe fue a la ciudad de Samaria, y les habló acerca del Mesías.

Pero en la iglesia, preferiría pronunciar cinco palabras que sean entendidas por los demás, que diez mil palabras en una lengua que nadie entiende.

Así que no sean ignorantes y averigüen cuál es la voluntad de Dios.

Aquí se requiere sabiduría. Y todo el que tenga entendimiento debe calcular el número de la bestia, pues es el número de un hombre. Y su número es 666.




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