de modo que todos le prestaban atención. Desde la persona más pequeña hasta la más grande en la sociedad decían: “Este hombre es ‘El Gran Poder de Dios’”.
Nadie tendrá que enseñar a su vecino o a su hermano, diciéndole: “Debes conocer al Señor”. Porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande. Los perdonaré cuando hagan el mal, y me olvidaré de sus pecados.
Entonces todos los comandantes del ejército, junto con Johanán hijo de Carea, Jezanías hijo de Osaías, y todos, desde el más pequeño hasta el más importante, vinieron a
Voy a entregar sus esposas a otros, y sus campos a diferentes dueños, ya que todos mienten porque son codiciosos, tanto los pobres como los ricos. Incluso los profetas y los sacerdotes: ¡todos son unos mentirosos deshonestos!
Y todos estaban esperando que sufriera hinchazón, o que cayera muerto repentinamente. Pero tras esperar largo rato, vieron que nada malo le ocurría, así que cambiaron de opinión y decidieron creer que quizás él era un Dios.
Ya no deberíamos ser más como niños, sacudidos por cualquier viento de doctrina, confundidos por los engaños humanos, y conducidos al error por personas astutas que hacen planes engañosos;