Y cuando Moisés vio esto, se sorprendió, y se aproximó para ver más de cerca. Entonces la voz del Señor le habló:
Cuando Jesús escuchó lo que este hombre dijo, se quedó asombrado. Entonces le dijo a los que le seguían: “En verdad les digo que no he encontrado este tipo de confianza en ninguna parte de Israel.
“Cuarenta años más tarde, en el desierto del Monte Sinaí, un ángel se le apareció en las llamas de una zarza que ardía.
‘Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob’. Entonces Moisés tembló de temor y no se atrevía a levantar la vista.