Los líderes de Zoán son estúpidos. Los sabios consejeros del faraón dan consejos que no tienen sentido. ¿Cómo pueden decir al Faraón: “Yo mismo soy un hombre sabio, descendiente de antiguos reyes”?
“Deben ser hombres jóvenes sin ningún defecto físico que sean bien parecidos”, dijo. “Deben ser bien educados, rápidos para aprender, tener buena perspicacia, y estar bien capacitados para servir en el palacio del rey y que se les enseñe la literatura y la lengua de Babilonia”.
“¿Qué cosas?” preguntó Jesús. “Sobre Jesús de Nazaret”, respondieron ellos, “Él era un profeta que hablaba con gran poder y realizó grandes milagros ante Dios y todo el pueblo.