Cuando llegó el momento de ser abandonado, la hija del Faraón lo rescató y cuidó de él como su propio hijo.
Les habría dicho que iba a cortarlos en pedazos y borrar incluso su memoria;
Por fe en Dios, Moisés, siendo ya adulto, se rehusó a ser conocido como el hijo adoptivo de la hija del Faraón.