Entonces los doce apóstoles convocaron una reunión de todos los creyentes y les dijeron: “No es apropiado que nosotros dejemos de predicar la palabra de Dios por servir las mesas.
Así que envié mensajeros para decirles: “Estoy ocupado con un trabajo importante y no puedo bajar. ¿Por qué voy a dejar lo que estoy haciendo para venir a verlos a ustedes?”
Durante este tiempo, cuando el número de creyentes crecía rápidamente, los creyentes que hablaban en idioma griego comenzaron a discutir con los creyentes que hablaban en idioma Arameo. Ellos se quejaban de que sus viudas estaban siendo discriminadas en cuanto a la distribución diaria de alimento.