Pedro le preguntó: “Dime, ¿vendiste la tierra por este precio?” “Sí, ese fue el precio”, respondió ella.
Él guardó para sí parte del dinero que recibieron, y llevó el resto a los apóstoles. Y su esposa sabía lo que él estaba haciendo.
Cerca de tres horas después llegó su esposa, sin saber lo que había sucedido.