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Referencias Cruzadas

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Hechos 4:1

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Mientras hablaban a la gente, los sacerdotes, el capitán del Templo y los saduceos llegaron donde ellos estaban.

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20 Referencias Cruzadas  

Entonces se dieron cuenta de que él no les estaba advirtiendo sobre levadura de pan, sino sobre las enseñanzas de los Fariseos y los Saduceos.

Y enviaron a algunos de sus propios discípulos donde él junto con algunos de los seguidores de Herodes. “Maestro, sabemos que eres un hombre veraz, y que el camino de Dios que enseñas es el verdadero”, comenzaron ellos. “Tú no te dejas influir por ningún otro, y no te preocupa el rango o la posición social.

Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos convencieron a las multitudes de pedir a Barrabás, y mandar a matar a Jesús.

Los jefes de los sacerdotes se burlaban de él de la misma manera, igual que los maestros religiosos y los ancianos.

Pero cuando Juan vio que muchos de los fariseos y saduceos venían a ser bautizados, les dijo: “¡Camada de víboras! ¿Quién les advirtió que huyeran del juicio que vendrá?

En cierta ocasión Jesús estaba enseñando en el Templo a la gente, diciéndoles la buena noticia. Y algunos de los jefes de los sacerdotes y maestros religiosos vinieron con los ancianos.

Él fue y habló con los jefes de los sacerdotes y los oficiales sobre cómo podría entregarles a Jesús.

“Recuerden lo que les dije: los siervos no son más importantes que su amo. Si ellos me persiguen a mí, los perseguirán a ustedes también. Si hicieron lo que yo les dije, harán lo que ustedes les digan también.

Entonces Judas llevó consigo una tropa de soldados y guardias enviados de parte de los jefes de los sacerdotes y los Fariseos. Llegaron al lugar con antorchas, lámparas y armas.

E incluyeron al Sumo Sacerdote Anás, Caifás, Juan, Alejandro y a otros miembros de la familia de sacerdotes.

No obstante, el sumo sacerdote y los que estaban con él (que eran Saduceos) estaban muy celosos y decidieron intervenir.

Así que cuando el capitán de la guardia del Templo y los jefes de los sacerdotes oyeron esto, quedaron totalmente desconcertados, y se preguntaban qué estaba sucediendo.

Entonces el capitán fue con sus guardias y los trajo adentro, pero no a la fuerza, porque temían que la gente los apedreara.

Y estos hombres incitaron al pueblo, y junto con los ancianos y los maestros de la ley, fueron a arrestarlo. Luego lo llevaron ante el concilio,

La palabra de Dios seguía siendo esparcida, y el número de discípulos en Jerusalén aumentó grandemente, incluyendo a un gran número de sacerdotes que se comprometieron a creer en Jesús.




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