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Referencias Cruzadas

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Hechos 26:7

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que nuestras doce tribus esperaban recibir si se consagraban al servicio de Dios. ¡Sí, es por esta esperanza que soy acusado por los judíos, Su Majestad!

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19 Referencias Cruzadas  

Para dedicar el Templo de Dios sacrificaron cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y una ofrenda por el pecado para todo Israel compuesta por doce machos cabríos, uno por cada tribu israelita.

Entonces los exiliados que habían regresado del cautiverio sacrificaron holocaustos al Dios de Israel: doce toros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y una ofrenda por el pecado de doce cabras. Todo fue sacrificado como holocausto al Señor.

que lo adoran en la casa del Señor, en los atrios de nuestro Dios.

Jesús respondió: “Les digo la verdad: cuando todo sea hecho de nuevo y el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes que me han seguido también se sentarán en tronos, y serán jueces de las doce tribus de Israel.

En ese tiempo vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Y era un hombre recto y muy piadoso. Él esperaba con ansias la esperanza de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él.

para que puedan sentarse en mi mesa a comer y beber cuando estén en mi reino, y se sienten sobre tronos y juzguen a las doce tribus de Israel”.

¡Así que estén atentos! No olviden que durante tres años los instruí de día y de noche, a menudo con lágrimas.

Tengo la misma esperanza en Dios que ellos tienen, creyendo que habrá una resurrección de los buenos y de los malvados.

“Estoy complacido, Rey Agripa, de presentar mi defensa ante usted hoy, respecto a todas las cosas de las que soy acusado por los judíos,

especialmente porque usted es un experto en todos los asuntos y costumbres judías. Le ruego su paciente atención al escuchar lo que tengo que decir”.

Es por eso que pedí verlos y hablar con ustedes, porque es por la esperanza de Israel que estoy encadenado de esta manera”.

y así, de alguna manera, seré parte de la resurrección de los muertos!

Día y noche oramos de corazón, esperando verlos nuevamente cara a cara, y ayudarlos a seguir desarrollando su fe en Dios.

Ahora pues, una verdadera viuda, que no tiene familia, que está sola y sin apoyo de nadie, pone su esperanza en Dios y ora pidiendo ayuda día y noche.

Esta carta viene de parte de Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo. Es enviada a las doce tribus dispersas en el extranjero. ¡Mis mejores deseos para ustedes!




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