Y cuando dijo esto, se despertó un tremendo debate entre los Fariseos y los Saduceos que dividió al concilio.
¡Confúndelos, Señor! cambia lo que están diciendo, porque veo violencia y conflictos en la ciudad.
No piensen que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz sino espada.
Los habitantes de la ciudad estaban divididos, pues algunos apoyaban a los judíos y otros a los apóstoles.
Y cuando Pablo se dio cuenta de que algunos miembros del concilio eran Saduceos y otros eran Fariseos, exclamó: “¡Hermano, yo soy Fariseo, hijo de un Fariseo! Estoy en este juicio por mi esperanza en la resurrección de los muertos”.
(Los Saduceos dicen que no hay resurrección de la muerte, ni ángeles, ni espíritus; pero los Fariseos sí creen en estas cosas).