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Referencias Cruzadas

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Hechos 21:5

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Cuando se acabó nuestro tiempo de estar allí, partimos y regresamos al barco para seguir nuestro viaje. Todos los creyentes, y las esposas e hijos, nos acompañaron al marcharnos de la ciudad. Allí en la playa nos arrodillamos y oramos, y nos despedimos.

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15 Referencias Cruzadas  

Cuando Salomón terminó de hacer todas estas oraciones y peticiones al Señor, se levantó ante el altar del Señor, donde había estado arrodillado con las manos extendidas hacia el cielo.

Todos los hombres de Judá se pusieron de pie ante el Señor, junto con sus esposas, hijos y bebés.

Ese día se ofrecieron muchos sacrificios, celebrando que Dios les había traído tanta felicidad, una felicidad tremenda. Las mujeres y los niños también celebraron, y los sonidos de alegría en Jerusalén se podían escuchar a lo lejos.

Vengan, entremos y adoremos, arrodillémonos ante el Señor nuestro creador.

Aproximadamente cinco mil hombres comieron de aquella comida, sin contar las mujeres y los niños.

Entonces un leproso vino a él pidiéndole ayuda. El hombre se arrodilló delante de Jesús y le dijo: “¡Por favor, si quieres, puedes sanarme!”

Entonces los dejó allí y caminó cierta distancia como de un tiro de piedra, y allí se arrodilló y oró.

Entonces la iglesia los envió de viaje, y mientras viajaban por Fenicia y Samaria, explicaban cómo los extranjeros se estaban convirtiendo, y esto alegraba mucho a los creyentes.

Los creyentes hicieron salir a Pablo y Silas hacia Berea esa misma noche. Y cuando llegaron allí, fueron a la sinagoga judía.

Y cuando terminó de hablar, se arrodilló y oró con todos ellos.

Lo que más los atribulaba era lo que él había dicho acerca de no volverlo a ver... Entonces descendieron hasta la embarcación con él.

Entonces Pedro les pidió que salieran de la habitación, y se arrodilló y oró. Entonces dio vuelta al cuerpo de Tabita y dijo: “Tabita, levántate”. Entonces ella abrió los ojos, y cuando vio a Pedro se sentó.

Pero si no quieren adorar al Señor, ¡elijan hoy a quién quieren adorar! ¿Adorarána los dioses que adoraron sus antepasados más allá del Éufrates? ¿O a los dioses de los amorreos en cuya tierra viven ahora? Pero yo y mi familia adoraremos al Señor”.

Josué leyó cada palabra de las instrucciones de Moisés a toda la asamblea israelita, incluidas las mujeres, los niños y los extranjeros que vivían entre ellos.




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