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Referencias Cruzadas

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Hechos 20:7

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Pablo estaba predicando el primer día de la semana y estábamos reunidos para partir el pan. Él estaba planeando partir en la mañana, y siguió predicando hasta la media noche.

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22 Referencias Cruzadas  

Leyó la Ley delante de la plaza de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, a todos los que estaban allí, a los hombres y a las mujeres y a los que podían entender. Todo el pueblo escuchaba atentamente el Libro de la Ley.

Pasaron tres horas de pie leyendo el Libro de la Ley del Señor su Dios, y otras tres horas confesando sus pecados y adorando al Señor su Dios.

Cuando Jesús se levantó de entre los muertos el domingo por la mañana, se le apareció primero a María Magdalena, de quien había expulsado siete demonios.

Luego tomó el pan, y después de haber dado gracias, lo partió en pedazos y lo compartió con ellos. “Este es mi cuerpo que es entregado a ustedes; hagan esto en memoria de mí”, les dijo Jesús.

Entonces los que acababan de llegar explicaron a los discípulos lo que les había sucedido en el camino, y cómo habían reconocido a Jesús cuando partió el pan.

Temprano, el primer día de la semana, mientras aún estaba oscuro, María Magdalena fue a la tumba y vio que habían movido la piedra que estaba a la entrada.

Esa noche, siendo el primer día de la semana, cuando los discípulos se reunieron a puerta cerrada porque tenían mucho temor de los judíos, Jesús llegó y se puso en medio de ellos y dijo: “Tengan paz”.

Una semana después, los discípulos estaban reunidos dentro de la casa y Tomás estaba con ellos. Las puertas estaban cerradas, y Jesús llegó y se puso en medio de ellos. “¡Tengan paz!” dijo.

Y después que Pablo tuvo esta visión, hicimos arreglos de inmediato para ir a Macedonia, pues concluimos que Dios nos había llamado para predicar la buena noticia con ellos.

Ellos se comprometieron a seguir lo que los apóstoles les habían enseñado, y a la hermandad de los creyentes, “partiendo el pan” y orando juntos.

Día tras día siguieron reuniéndose en el Templo, y comían juntos en sus casas. Disfrutaban de las comidas con humildad y alegría. Alababan a Dios, y todos pensaban bien de ellos.

Entonces volvió a subir, partió pan y comió con ellos. Y siguió hablando con todos hasta que llegó la mañana y entonces se marchó.

¡Así que estén atentos! No olviden que durante tres años los instruí de día y de noche, a menudo con lágrimas.

Ellos se fueron primero y nos esperaron en Troas.

Y un joven llamado Eutico estaba sentado en la ventana y comenzó a sentir mucho sueño. Mientras Pablo seguía predicando este joven se durmió profundamente y se cayó del tercer piso. Cuando lo recogieron se dieron cuenta de que estaba muerto.

Entonces concertaron una cita para reunirse con él. Y ese día muchos fueron al lugar donde él estaba. Y Pablo les enseñaba desde la mañana hasta la noche, hablándoles sobre Jesús y sobre el reino de Dios. Trataba de convencerlos acerca de Jesús, usando los escritos de la ley de Moisés y los profetas.

Cuando damos gracias a Dios por la copa que usamos en la Cena del Señor, ¿acaso no participamos de la sangre de Cristo? Y cuando partimos el pan de la comunión, ¿acaso no participamos del cuerpo de Cristo?

Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia por mí no fue desperdiciada. Por el contrario, he trabajado con más esfuerzo que todos ellos, aunque no fui yo, sino la gracia de Dios obrando en mí.

El primer día de la semana, todos deben apartar dinero del que han ganado. No quisiera que se recogiera dinero cuando estoy con ustedes.

Que prediques la palabra de Dios, sea conveniente o no, y dile a las personas lo que están haciendo mal; dales consejo y ánimo. Y enséñales esto con mucha paciencia.

Fui lleno del Espíritu en el día del Señor, y escuché una voz fuerte detrás de mí, que sonaba como una trompeta.




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