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Referencias Cruzadas

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Hechos 2:5

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En ese momento había allí judíos devotos provenientes de todas las naciones de la tierra, que vivían en Jerusalén.

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17 Referencias Cruzadas  

“Y también observarán el Festival de las Cosechas cuando presenten las primicias de los productos de lo que hayan sembrado en los campos. Por último, deben observar el Festival de la Cosecha al final del año, cuando recojan la cosecha del resto de tus cultivos en el campo.

Yo sé lo que hacen y lo que piensan. Pronto vendré a reunir a todas las naciones y pueblos de diferentes lenguas. Vendrán y verán mi gloria.

El Señor Todopoderoso me dio otro mensaje.

La buena noticia del reino será proclamada en todo el mundo de tal modo que todos la escucharán, y entonces vendrá el fin.

El día en que venga el Hijo del hombre será como el resplandor de un rayo en el cielo, que va de un lado al otro.

En ese tiempo vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Y era un hombre recto y muy piadoso. Él esperaba con ansias la esperanza de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él.

Uno de ellos, llamado Cleofas, respondió: “¿Acaso eres solo un visitante de Jerusalén? De seguro eres la única persona que no sabe sobre las cosas que han ocurrido en los últimos días”.

Sucedió que unos griegos habían venido a adorar durante la fiesta.

Este era un hombre devoto que, junto con todos los que vivían en su casa, tenían reverencia por Dios. Este hombre daba a los pobres con generosidad, y oraba a Dios con regularidad.

Y cuando el ángel se fue, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un soldado de su guardia personal, quien era un hombre devoto.

Pero los judíos incitaron a mujeres devotas e influyentes y también a líderes de la ciudad para perseguir a Pablo y a Bernabé, y los expulsaron de su territorio.

Cuando llegó el día del Pentecostés, todos estaban reunidos en un mismo lugar.

Allí había un hombre llamado Ananías que fue a verme. Era un hombre devoto que guardaba la ley, y era muy respetado por los judíos que vivían en la ciudad.

(Algunos seguidores fieles de Dios sepultaron a Esteban, con gran lamento).

Entonces Felipe emprendió el viaje y se encontró con un hombre etíope, un eunuco que tenía una posición importante en el servicio de Candace, reina de Etiopía. Este eunuco era el tesorero jefe. Había ido a Jerusalén para adorar,

A partir de este día, haré que todas las naciones de la tierra les teman. Temblarán de terror cuando aparezcas por causa de las noticias que oirán sobre ustedes”.

Pero su fe en él debe seguir firme como una roca, e inamovible. No se dejen sacudir de la esperanza de la buena noticia que han oído, la buena noticia que se ha esparcido por todo el mundo. Esa es la obra que yo, Pablo, he estado haciendo.




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