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Referencias Cruzadas

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Hechos 2:20

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El sol se oscurecerá, y la luna se pondrá roja como la sangre antes de que llegue el día grande y glorioso del Señor.

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25 Referencias Cruzadas  

Las estrellas de las constelaciones del cielo no brillarán. Cuando el sol se levante, quedará oscuro. La luna no dará luz.

Cualquiera que sea capturado, será apuñalado hasta la muerte; cualquiera que sea capturado será muerto a espada.

¡Presten atención! Viene el día del Señor, cruel, con furia y con una ira feroz, para devastar la tierra y aniquilar a sus pecadores.

La luna tendrá vergüenza y el sol ocultará su rostro abochornado, porque el Señor Todopoderoso reinará con gloria en el monte Sión y en Jerusalén en presencia de sus dirigentes.

Porque el Señor tiene un día de castigo, un año de retribución, por los problemas causados a Sión.

Miré la tierra, y estaba sin forma y vacía; Miré a los cielos, y su luz había desaparecido.

¡Hagan sonar la trompeta en Sión! ¡Hagan sonar la alarma en mi monte santo! Que todos los que habitan la tierra tiemblen porque el día del Señor se acerca. ¡Está a las puertas!

El sol se oscurecerá, y la luna se pondrá roja como la sangre, a medida que se aproxima el grande y terrible día del Señor”.

Hay grandes multitudes en el valle del veredicto del Señor. Porque el día del Señor está cerca en el valle de su veredicto.

Ese día, declara el Señor, yo hare que el sol se ponga al medio día, y que la tierra se oscurezca en horas del día.

¡Miren! Yo enviaré a Elías el profeta antes de que llegue el día del Señor, ese día grande y terrible.

“Pero justo después de estos días de persecución, el sol se oscurecerá, la luna no brillará, las estrellas caerán del cielo, y las potencias del cielo se conmoverán.

Desde el medio día hasta las tres de la tarde hubo tinieblas en todo el país.

“Esto es lo que ocurrirá después de esas tribulaciones: ‘el sol se oscurecerá, la luna no brillará,

“Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas, y sobre la tierra las naciones estarán en aflicción, confundidas por el mar rugiente y las mareas.

Y haré maravillas arriba en los cielos y señales abajo en la tierra: sangre, fuego y nubes de humo.

Pero todo el que invoque el nombre del Señor será salvo’.

Entreguen a este hombre en manos de Satanás a fin de que su naturaleza pecaminosa sea destruida y él mismo pueda ser salvo en el día del Señor.

Ustedes mismos saben bien que el día del Señor vendrá como un ladrón en la noche.

Sin embargo, el día del Señor vendrá, y será inesperadamente, como la venida de un ladrón. Los cielos explotarán con un rugido atronador, y los elementos se destruirán al ser consumidos. La tierra y todo lo que hay en ella se desvanecerá.

Pero por medio de esa misma orden divina, los cielos y la tierra que existen ahora están reservados para la destrucción con fuego en el día del juicio, cuando sean destruidos los malvados.

Y el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, y se le dio el poder de quemar a la gente con fuego.

Cuando abrió el sexto sello, hubo un gran terremoto. El sol se puso negro como tela de silicio y toda la luna se volvió roja como la sangre.




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