Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas
- Anuncios -




Hechos 12:3

Versión Biblia Libre

Y cuando vio que los judíos se complacían en esto, mandó a arrestar a Pedro también. (Esto sucedió durante la Fiesta de los Panes sin Levadura).

Ver Capítulo Copiar

18 Referencias Cruzadas  

Incluso la ira humana contra ti te hace brillar, porque la usas como corona.

Deben observar el Festival de los Panes sin Levadura como se los he instruído. Deben comer pan sin levadura durante siete días en el momento apropiado en el mes de Abib, porque ese fue el mes en que saliste de Egipto. Nadie puede venir delante mí sin traer una ofrenda.

El primer día del festival del pan sin levadura, los discípulos vinieron donde Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que preparemos la cena de la Pascua para ti?”

demostrando que amaban la admiración humana más que la aprobación de Dios.

“Tú no tendrías ningún poder a menos que se te conceda desde arriba”, le respondió Jesús. “Así que el que me entregó en tus manos es culpable de mayor pecado”.

“Te digo la verdad”, dijo Jesús, “cuando estabas joven, te vestías solo e ibas donde querías. Pero cuando estás viejo, extiendes tus manos y otra persona te viste y vas donde no quieres ir”.

Después de arrestar a Pedro, lo enviaron a la prisión, con cuatro escuadrones de soldados para vigilarlo. Su plan era traer a Pedro a un juicio público después de la Pascua.

Entonces Pedro se puso en pie con los otros once discípulos y habló en voz alta: “¡Hermanos judíos y todos los que viven aquí en Jerusalén: préstenme atención y les explicaré todo esto!

Después de la Fiesta de los Panes sin Levadura, nos embarcamos rumbo a Filipo, y nos encontramos con ellos cinco días después en Troas, donde permanecimos una semana.

Pasaron dos años y Félix fue sucedido por Porcio Festo. Pero para mantener el favor de los judíos, Félix dejó a Pablo en la cárcel.

Pero Festo, quien buscaba el favor de los judíos, le preguntó a Pablo: “¿Estás dispuesto a ir a Jerusalén y ser juzgado ante mí allí sobre estos asuntos?”

Cuando vieron la confianza de Pedro y Juan, y se dieron cuenta de que eran hombres sin instrucción, hombres comunes, se sorprendieron mucho. También reconocieron a los demás compañeros de Jesús.

¿De quién creen que quiero aprobación? ¿De la gente o de Dios? ¿Creen que intento agradar a la gente? ¡Si quisiera hacerlo, no sería un siervo de Cristo!

Por el contrario, tenemos la aprobación de Dios para lo que decimos, pues él nos ha encomendado compartir la buena noticia. No nos disponemos a agradar a la gente, sino a Dios. Porque Él es el único que juzga nuestras intenciones.




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos