“He trabajado apasionadamente para el Señor Dios Todopoderoso”, respondió. “Pero los israelitas han abandonado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a tus profetas a espada. Soy el único que queda, y también intentan matarme a mí”.
“Sin duda alguna ustedes beberán de mi copa”, les dijo, “pero el privilegio de sentarse a mi derecha y a mi izquierda no me corresponde darlo a mi. Mi Padre es el que decide quién será”.
“Ustedes no saben lo que están pidiendo”, respondió Jesús. “¿Pueden ustedes beber la copa que yo bebo? ¿Pueden ustedes ser bautizados con el bautismo de dolor que yo voy a sufrir?”