“Entonces la voz del cielo habló otra vez, y dijo: ‘¡No llames inmundo a lo que Dios ha limpiado!’
Lo que comen no entra en sus mentes, sino en sus estómagos, y luego sale del cuerpo. Así que todos los alimentos están ceremonialmente ‘limpios’.
Entonces escuchó nuevamente la voz: “¡No llames impuro lo que Dios ha limpiado!”
Y Pedro les dijo: “Sin duda alguna, ustedes saben que no se le permite a un judío reunirse o visitar extranjeros. Pero Dios me ha mostrado que no me corresponde a mí llamar impuro o inmundo a ninguno.
Esto sucedió tres veces, y luego todo esto se devolvió al cielo.
“Pero yo respondí ‘¡Por supuesto que no, Señor! ¡Nunca ha entrado en mi boca nada inmundo ni impuro!’
Él no hace distinción entre nosotros y ellos, y limpió sus corazones cuando ellos creyeron en él.
pues viene a ser sagrado gracias a la palabra de Dios y la oración.