Entonces el Espíritu me dijo que fuera con ellos, y que no me preocupara acerca de quiénes eran. Estos seis hermanos que están aquí también fueron conmigo, y entramos a la casa del hombre.
Mientras José pensaba en todo esto, un ángel del Señor se le apareció en un sueño y le dijo: “José, hijo de David, no temas casarte con María porque ella está embarazada por obra del Espíritu Santo.
Sin embargo, cuando el Espíritu de verdad venga, él les enseñará toda la verdad. Él no habla por su propia cuenta, sino que solo dice lo que escucha, y les dirá lo que va a suceder.
Entonces Pedro los invitó a entrar y ellos se quedaron allí. Al día siguiente, Pedro se levantó y se fue con ellos. Y algunos de los hermanos de Jope también fueron con ellos.
Entonces los creyentes judíos que habían venido con pedro estaban asombrados, porque el don del Espíritu Santo también había sido derramado sobre los extranjeros.
Mientras estaban adorando al Señor y ayunando, el Espíritu Santo dijo: “Aparten a Bernabé y a Saulo para que hagan el trabajo para el cual los he llamado”.
Y después de tanto debatir, Pedro se levantó y les dijo: “Hermanos, ustedes saben que hace un tiempo Dios me escogió de entre ustedes para que los extranjeros pudieran oír el mensaje de la buena noticia y creyeran en Jesús.
Y cuando ciertos creyentes de roma oyeron que habíamos llegado, fueron a encontrarse con nosotros en Foro de Apio y las Tres Tabernas. Y cuando Pablo los vio, agradeció a Dios y se sintió animado.
por favor, no se inquieten ni se preocupen por ninguna revelación espiritual, o mensaje, o supuesta carta de parte de nosotros que les haga creer que el día del Señor ya ha llegado.