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Referencias Cruzadas

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Hechos 1:14

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Todos ellos se reunieron para orar, junto con las mujeres y María, la madre de Jesús, y sus hermanos.

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27 Referencias Cruzadas  

Mientras Jesús hablaba a las multitudes, su madre y sus hermanos llegaron y lo esperaban fuera, y querían hablar con él.

Ustedes recibirán todo lo que pidan en oración, siempre que crean en Dios”.

Muchas mujeres también miraban a la distancia, las que habían seguido a Jesús desde Galilea y lo habían apoyado.

Había algunas mujeres mirando a la distancia, incluyendo a María Magdalena, María la madre de Santiago (el menor) y José, y Salomé.

Cuando terminó el Sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago y Salomé compraron ungüentos aromáticos para ir a ungir el cuerpo de Jesús.

De modo que si ustedes, siendo malos, aun así saben darles cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial le dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?”

Jesus les contó este relato para animarlos a orar en todo momento y no rendirse:

Pero los que conocían a Jesús, incluyendo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, observaban a la distancia.

Las mujeres que habían venido con Jesús desde Galilea siguieron a José y vieron dónde había sido puesto el cuerpo de Jesús.

Y las que le contaron a los apóstoles lo que había sucedido fueron María Magdalena, Juana, María la madre de Santiago y otras mujeres que estaban con ellas.

Entonces se levantaron y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron a los once discípulos y a otros que estaban reunidos con ellos,

Y pasaban todo el tiempo en el Templo, alabando a Dios.

Entonces le dijeron a Jesús: “Tu madre y tus hermanos están afuera. Quieren verte”.

Cuando llegó el día del Pentecostés, todos estaban reunidos en un mismo lugar.

Ellos se comprometieron a seguir lo que los apóstoles les habían enseñado, y a la hermandad de los creyentes, “partiendo el pan” y orando juntos.

Día tras día siguieron reuniéndose en el Templo, y comían juntos en sus casas. Disfrutaban de las comidas con humildad y alegría. Alababan a Dios, y todos pensaban bien de ellos.

Nosotros mismos dedicaremos toda nuestra atención a la oración y al ministerio de la predicación de la palabra”.

Permanezcan alegres en la esperanza que tienen, soporten las pruebas que se presenten, y no dejen de orar.

Todo el que habla en una lengua debe orar para que se le dé la capacidad de traducir lo que dice.

Siempre oren en el Espíritu al hacer todo esto. Estén despiertos y sigan orando por todo el pueblo de Dios.

No olviden seguir en oración, con sus mentes alertas y en agradecimiento.




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