Él dice: “No es gran cosa que seas mi siervo para hacer volver a las tribus de Jacob, a ese pueblo de Israel que he conservado. También voy a hacer de ti una luz para los extranjeros, para que mi salvación llegue a todos”.
¿Quién de ustedes respeta al Señor y obedece lo que dice su siervo? ¿Quién de ustedes camina en las tinieblas y no tiene luz? Que confíen en el Señor y pongan su confianza en Dios.
Ven aquí y presta atención, para que puedas vivir de verdad. Voy a hacer un acuerdo contigo que durará para siempre, basado en el amor confiable que le mostré a David.
“Se han asignado setenta semanas a tu pueblo y a tu ciudad santa para hacer frente a la rebelión, para poner fin al pecado, para perdonar la maldad, para traer la bondad eterna, para confirmar la visión y la profecía, y para ungir el Lugar Santísimo.
Los que habitan en tierras lejanas vendrán y construirán el Templo del Señor, y sabrás que el Señor Todopoderoso me ha enviado ante ustedes. Esto ocurrirá si escuchan atentamente lo que el Señor les dice.
Mientras Pedro aún hablaba, una nube brillante los cubrió. Entonces se escuchó una voz que salía desde la nube, que decía: “Este es mi hijo a quien amo, el cual me complace. Escúchenlo”.
Entonces Jesús respondió: “Vayan y díganle a ese zorro que yo seguiré expulsando demonios y sanando gente hoy y mañana, y el tercer día lograré lo que vine a hacer.
(no me atrevería a hablar de ninguna de estas cosas, excepto cuando Cristo mismo lo ha hecho a través de mi), he conducido a los extranjeros a la obediencia a través de mi enseñanza y ejemplo,
Todo muro que se interpone contra el conocimiento de Dios es derribado. Todo pensamiento rebelde es capturado y conducido a un acuerdo de obediencia a Cristo.
Así que, amigos, sigan trabajando por la meta de la salvación con plena reverencia y respeto hacia Dios, siguiendo lo que se les ha enseñado. No solo cuando yo estaba con ustedes, sino mucho más ahora que estoy lejos.
A pesar de todo esto, estoy dispuesto a continuar por la causa del pueblo de Dios para que puedan recibir la salvación de Cristo Jesús, que es su gloria eterna.
Debemos seguir con la mirada puesta en Jesús, el autor y perfeccionador de nuestra fe en Dios. Pues por el gozo que tenía delante, Jesús soportó la cruz, sin importarle su vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Era conveniente que Dios, quien crea y sostiene todas las cosas, preparara por medio del sufrimiento a Aquél que los lleva a la salvación, para llevar a muchos de sus hijos a la gloria.
¿cómo escaparemos si no atendemos esta gran salvación que el Señor anunció desde el principio, y que después nos confirmó por medio de quienes lo oyeron?
Él no entró por medio de la sangre de cabras y becerros, sino por medio de su propia sangre. Entró una sola vez y por todas, en el Lugar Santísimo, liberándonos para siempre.
Por eso él es el mediador de una nueva relación de pacto. Puesto que la muerte ha ocurrido para liberarlos de los pecados cometidos bajo la relación del primer pacto, ahora los que son llamados pueden recibir la promesa de una herencia eterna.
del mismo modo ocurre con Cristo. Pues al haber sido sacrificado una sola vez para quitar los pecados de muchos, vendrá otra vez, no para hacerse cargo del pecado, sino para salvar a quienes lo esperan.
También sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha ayudado a entender, para que podamos reconocer al que es verdadero. Vivimos en él, que es verdadero, en su Hijo Jesucristo. Él es el verdadero Dios, y es vida eterna.