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Referencias Cruzadas

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Hebreos 12:3

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Piensen en Jesús, quien soportó tal hostilidad de un pueblo pecador, y así no se cansarán ni se desanimarán.

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46 Referencias Cruzadas  

Si te rindes en el momento de la prueba, mostraras cuan débil eres.

El Señor Dios me ha dado la capacidad de enseñar a otros, de saber animar con una palabra a los que están agotados. Él me despierta cada mañana; me ayuda a escuchar como discípulo.

Pero el Hijo del hombre, por el contrario, vino y festejó y bebió, y la gente dice: ‘¡Miren, es un glotón y bebe mucho; es amigo de los recaudadores de impuestos y de los pecadores!’ Pero la sabiduría demuestra ser correcta por los resultados de lo que hace”...

Pero cuando los Fariseos escucharon esto, respondieron: “¡Este hombre solo puede echar fuera demonios mediante el poder de Belcebú, el jefe de los demonios!”

“¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros antepasados al no lavar sus manos antes de comer?”

Entonces Jesús entró al Templo. Los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo vinieron a él mientras enseñaba y le preguntaron, “¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te dio esta autoridad?”

Querían arrestarlo, pero tenían miedo de lo que el pueblo pudiera hacer porque la gente creía que él era un profeta.

Entonces los Fariseos se fueron de allí y se reunieron para conspirar la manera en que podrían atraparlo por las cosas que decía.

Cierto sábado, Jesús fue a comer en la casa de uno de los líderes de los Fariseos y allí lo observaban de cerca.

Por ello, los Fariseos y los líderes religiosos protestaban diciendo: “Este hombre recibe a los pecadores, y come con ellos”.

Los Fariseos, que amaban el dinero, oyeron lo que Jesús dijo y se burlaron de él.

Entonces Simeón los bendijo, y dijo a María la madre de Jesús: “Este niño está destinado para hacer que muchos en Israel caigan y muchos otros se levanten. Es una señal de Dios que muchos rechazarán,

Los maestros religiosos y los Fariseos comenzaron a discutir este hecho. “¿Quién es este que dice blasfemias?” preguntaron. “¿Quién puede perdonar pecados? ¡Solo Dios puede hacerlo!”

Muchos de ellos decían: “¡Está poseído por un demonio! ¡Está loco! ¿Por qué lo escuchan?”

Cuando él dijo esto, uno de los guardias que estaba cerca le dio una bofetada a Jesús, diciendo: “¿Es esa la manera de hablarle al Sumo sacerdote?”

Entonces los judíos comenzaron a perseguir a Jesús porque él estaba haciendo estas cosas el día sábado.

Muchas personas entre la multitud se quejaban de él. Algunos decían: “Él es un buen hombre”, mientras que otros discutían: “¡No, Él engaña a la gente!”

Los Fariseos respondieron: “¡Tú no puedes ser tu propio testigo! ¡Lo que dices no prueba nada!”

“Ahora sabemos que estás poseído por el demonio”, dijeron los judíos. “Abraham murió, y los profetas también, ¡y tú estás diciéndonos ‘cualquiera que sigue mi enseñanza, no morirá jamás!’

Ante esto, ellos tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó de ellos y se fue del Templo.

Algunos Fariseos que estaban allí con Jesús le preguntaron: “Nosotros no somos ciegos también, ¿o sí?”

Así que, mis queridos hermanos y hermanas: sean fuertes, permanezcan firmes, haciendo todo lo que puedan por la obra del Señor, pues saben que ninguna cosa que hagan por él es en vano.

Así pues, como Dios en su misericordia nos ha proporcionado esta nueva manera de relacionarnos con él, no nos rendimos.

Por eso no nos rendimos. Aunque nuestros cuerpos físicos están cayéndose a pedazos, nuestro interior se renueva cada día.

No nos cansemos nunca de hacer el bien, pues segaremos en el momento apropiado, si somos perseverantes.

Les dirá: “¡Escuchen, hombres de Israel! Hoy van a luchar contra sus enemigos. No se pongan nerviosos ni tengan miedo; no se dejen llevar por el pánico ni tengan temor de ellos.

Hermanos y hermanas, no dejen de hacer el bien.

Debemos seguir con la mirada puesta en Jesús, el autor y perfeccionador de nuestra fe en Dios. Pues por el gozo que tenía delante, Jesús soportó la cruz, sin importarle su vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

¿Acaso han olvidado el llamado de Dios cuando les habla como a hijos suyos? Él dice: “Hijo mío, no tomes con ligereza la disciplina de Dios, ni te des por vencido cuando te corrige.

Así que, mis hermanos y hermanas que viven para Dios y participan de este celestial llamado: necesitamos pensar con cuidado acerca de Jesús, el que decimos que fue enviado por Dios, y quien es el Sumo Sacerdote.

y cuando fue maltratado, no replicó. Cuando sufrió, no amenazó con venganza. Simplemente se puso en manos de Aquél que juzga siempre con justicia.

Conozco tu paciencia, y lo que soportaste por mi causa, y sé que nunca te rendiste.

Asegúrense de honrar a Dios y adorarlo fielmente, con total dedicación. Piensen en las maravillas que ha hecho por ustedes.




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