“Una vez al año, Aarón debe realizar el ritual de expiación poniendo en los cuernos del altar la sangre de la ofrenda por el pecado para la expiación. Este ritual anual de expiación debe ser llevado a cabo por las generaciones futuras. Este es el altar sagrado del Señor”.
Esta regla se aplica a ustedes para siempre: una vez al año los israelitas harán expiación por todos sus pecados”. Moisés hizo todo lo que el Señor le ordenó.
Pero solo el sumo sacerdote entraba a la segunda sala, y solo una vez al año. Incluso en ese momento tenía que hacer un sacrificio que incluyera sangre, el cual era ofrecido por sí mismo y por los pecados que el pueblo hubiera cometido por ignorancia.