Tú amas lo recto, y aborreces el desorden. Es por eso que Dios, tu Dios, te ha puesto por encima de todos los demás, ungiéndote con el aceite del gozo”.
El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque el Señor me ha ungido para llevar la buena noticia a los pobres. Me ha enviado a curar a los quebrantados de corazón, a anunciar la liberación a los cautivos, a poner en libertad a los prisioneros,
El Señor dará a todos los que lloran en Sión una corona en lugar de cenizas en su cabeza, el aceite de la felicidad en lugar de luto, ropa de alabanza en lugar de un espíritu de desesperación. Serán llamados robles de la integridad, plantados por el Señor para revelar su gloria.
Aborrezcan el mal y amen el bien. Asegúrense de que gane la justiciar en las cortes. Quizás el Señor Dios de poder tenga misericordia de los que quedan entre el pueblo de Jacob.
La ofrenda que presentó fue una placa de plata que pesaba ciento treinta siclos, y un cuenco de plata que pesaba setenta siclos, (usando la tasación del siclo según el santuario). Ambos estaban llenos de la mejor harina mezclada con aceite de oliva como ofrenda de grano.
“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la buena noticia al menesteroso. Me ha enviado para proclamar que los prisioneros serán puestos en libertad, los ciegos verán, los oprimidos serán liberados,
“Suéltame”, le dijo Jesús, “porque aún no he ascendido a mi Padre; más bien ve donde mis hermanos y diles que voy a ascender a mi Padre, y Padre de ustedes, mi Dios y el Dios de ustedes”.
Es la buena noticia sobre Jesús de Nazaret y cómo Dios lo ungió con el Espíritu Santo, con poder, y cómo anduvo por todas partes haciendo el bien, sanando a todos los que estaban bajo control del diablo, porque Dios estaba con él.
“¡Ahora esto en verdad ha sucedido aquí, en esta misma ciudad! Tanto Herodes como Poncio Pilato, junto con los extranjeros y el pueblo de Israel, unidos todos contra el Santo, tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste como Mesías.
¡Que el Dios de esperanza los llene por completo de todo gozo y paz, como sus creyentes, a fin de que puedan rebosar de esperanza por el poder del Espíritu Santo!
Alabado sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en Cristo con todo lo que es espiritualmente bueno en el mundo celestial,
Pero vemos a Jesús, puesto en un lugar un poco inferior al de los ángeles, coronado de gloria y honra por el sufrimiento de la muerte. Por medio de la gracia de Dios, Jesús experimentó la muerte por todos.
¡Alabado sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia hemos nacido de nuevo y se nos ha dado una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.
Los que hemos visto y oído eso mismo les contamos, para que también puedan participar de esta amistad junto a nosotros. Esta amistad con el Padre y su Hijo Jesucristo.